Dejar que los niños jueguen debería ser algo natural pero a veces queremos protegerlos tanto que terminamos coartando su libertad. Es común que los niños entre 3 y 4 años corran y jueguen y debemos dejar que lo hagan, aunque implique riesgos de caída.
¿Qué hacer?
Si se produce una caída y el golpe no es de importancia, mantén la calma, anímalo a que termine la actividad y luego trata el golpe.
Si se genera una contusión leve bastara con usar algo de hielo sobre la zona (no directamente) y si hay algún raspón aplicar una crema bastará.
¿Qué no hacer?
No asustes al niño, si ve que tú te asustas pensará que es muy malo lo que le pasó y por lo tanto se asustará aún más.
No dejes que un simple golpe se convierta en un trauma así que evita magnificar la situación. A lo largo de su vida recibirá muchos golpes físicos o emocionales pero esto no debe apartarlo de perseguir sus sueños.