Educar sin gritar

Los gritos no suelen asociarse con nada positivo, en especial en el caso de la crianza. No es precisamente la mejor forma de transmitir un mensaje.

Si gritas, las respuestas que generaras en tus hijos son rabia, tristeza, inseguridad, soledad, ansiedad y temor, fomentando agresividad y problemas con tu autovaloración y crecimiento como ser humano.

¿Qué hacer?

Crea empatía, trata de pensar en cómo se siente tu hijo y cuál es la mejor manera de lograr que comprenda lo que quieres plantearle.

Para tu hijo eres un modelo a seguir, así que no puedes ser un ejemplo de terror, ira o un foco de problemas. Da el ejemplo con valores, comprensión y paciencia.

Castígalo dejándolo un tiempo sin hacer algo de lo que le gusta. Con un castigo a medida de su mal comportamiento es suficiente, no necesitas gritarle, tan sólo explícale que será castigado, con qué y por qué.

¿Qué no hacer?

Evita comunicarte con violencia, recuerda que esta no es solo física, los gritos también hieren.

No emitas juicios negativos hacia tu hijo/a, las palabras son tan poderosas que puedan marcar negativamente su vida.

No contamines tu hogar con mal humor, tus hijos/as no tienen la culpa, son muy pequeños como para hacer algo malo a propósito. Los adultos trabajamos para conseguir lo que queremos, ellos no tienen otra forma de conseguir lo que quieren que probando a hacer cosas diferentes.